
Por veredas de sueño    y habitaciones sordas
  tus rendidos veranos me aceleran con sus cantos
  Una cifra vigilante y sigilosa
  va por los arrabales llamándome y llamándome
pero qué falta, dime,    en la tarjeta diminuta
  donde están tu nombre, tu calle y tu desvelo
  si la cifra se mezcla con las letras del sueño,
  si solamente estás donde ya no te busco.
J.C
 
